Desde que el 1966 Eusebio puso a Portugal en la primera línea de fútbol mundial llevándola hasta la tercera plaza del Mundial de Inglaterra, el fútbol luso busca dar el salto que la coloque entre las selecciones que han dado el paso para ser ganadoras. Pasada la generación de oro encabezada por Rui Costa y Luis Figo, esas esperanza han quedado en las manos de Cristiano Ronaldo.
El martes, en el Estadio del Dragón de Oporto, Cristiano se convertirá en el tercer jugador portugués que llega a la frontera de los 100 partidos. Antes sólo lo hicieron Fernando Couto y Luis Figo. Han pasado ya más de nueve años desde que el 20 de agosto en el pequeño estadio de Chaves Luiz Felipe Scolari diera paso en la selección a un chaval de 18 años que desde ese verano formaba parte de la disciplina de Manchester United. "Sabíamos lo que teníamos", recuerda el brasileño cuando habla de Cristiano.
Su estreno fue ante Kazajistán cuando al descanso entró por Figo, su ídolo como canterano del Sporting de Lisboa que era. "Fue uno de los momentos que más me han marcado en la vida y dio inicio a una carrera de la que me enorgullezco mucho por todo lo que juntos conseguimos", dijo ayer Cristiano.
Lo cierto es que el momento de su debut era ideal para llegar a una selección que fue semifinalista de la Euro de 2000 y que en esa temporada iba a ser anfitriona de la Eurocopa 2004. Llegó junio y a pesar de que Portugal era un clamor, los galones dentro de un vestuario que no era fácil de manejar tenían a Cristiano como suplente. En Oporto, Grecia comenzó su gesta ganando a Portugal por 0-2. Al descanso, Scolari echó mano de Cristiano. Dos vacas sagradas dejaban el campo (Simao y Rui Costa) y entraban el crío que todo el mundo pedía y Deco, el brasileño nacionalizado al que buena parte de los veteranos miraba mal. El gol portugués sólo valió para maquillar la derrota (1-2), pero lo hizo Cristiano de cabeza. Ese día se acabó para él tener un sitio reservado en el banquillo. De los 99 encuentros que suma, en 89 ha sido titular, algo que hasta antes de empezar aquella Euro sólo había pasado una vez.
La historia de Ronaldo con su selección se ha convertido en un quedarse a un paso de la gloria. La primera vez fue en su Euro, en la que iban a perder la final con Grecia otra vez como verdugo en uno de los peores recuerdos que tiene CR7 en toda su carrera. Dos años después, en el Mundial de Alemania, un gol de penalti de Zidane en Múnich alejaba a los lusos de la final. En cuartos vivió una experiencia que le iba a señalar en Inglaterra cuando fue protagonista de una jugada que acabó con la expulsión de Wayne Rooney, su compañero de equipo en el United.
Líder absoluto de Portugal
Pasado el Mundial alemán, la selección portuguesa ya era plaza de mando para Cristiano. Se lo había ganado a pulso. En la Euro de 2008, a la que llegó muy tocado de un tobillo, Portugal cayó en cuartos ante Alemania con polémica. En 2010, con un ambiente complicadísimo en la selección que comandaba Queiroz, se fueron a casa en octavos al perder con España.
De nuevo iba a ser La Roja la que en la pasada Euro dejara a los luso sin semifinales al vencerles desde el punto de penalti. Cristiano había sido la llave que llevó a su selección hasta las puertas de la final al marcar los dos goles luso ante Holanda y el único en cuartos contra la República Checa.
La apisonadora goleadora que es Cristiano aún no ha aparecido en su selección. De los 18 hat-tricks que ha logrado en los 577 partidos que lleva entre sus clubs y el equipo nacional, ninguno ha sido con la camiseta nacional. De los 57 dobletes, sólo seis con Portugal. Habituado a marcar partido tras partido con sus equipos , con Portugal no ha sido capaz de hacerlo en tres choques seguidos. Hasta siete veces se ha quedado a las puertas. Sin embargo, ha vivido situaciones extrañas para él como la de estar sin ver puerta con su país 11 partidos enteros, 861 minutos y 495 días.
Sin ser el rodillo goleador que en Madrid suma más goles que partidos -161 en 155-, Cristiano tiene reservado el sitio de ser el máximo artillero de la historia de su selección. Con 37 tantos está a sólo cuatro de los 41 que hizo Eusebio y a nueve de la mejor marca lusa, los 46 de Pauleta.
El partido 100 de Cristiano con Portugal llega después de la derrota lusa en Moscú el pasado viernes. Ese tropiezo reduce casi a cero el margen de error de los portugueses si no quieren tener que llegar al Mundial de Brasil a través de la repesca, lo que ya les ha pasado en las dos últimas fases de clasificación. El pleno ruso, que debe convertirse en 12 de 12 si derrotan a Azerbayán en Moscú, obliga a Portugal a ganar en casa a Irlanda del Norte y en marzo a Israel en tierras hebreas y cuatro días después en Bakú. El objetivo de los de Paulo Bento es llegar al 7 de junio, cuando Rusia tenga que jugar en Portugal, con la carta de ganar para ponerse primera de grupo.
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Con alguna molestia todavía en el hombro izquierdo por el golpe que sufrió en el Camp Nou, el madridista ni se plantea no jugar el partido, algo que podría haber estado sobre la mesa en el caso de haber logrado los tres puntos en el Luzhniki. Lo único que Paulo Bento puede conceder es que en caso de que su selección solvente el partido pronto reserve a Cristiano unos minutos para evitar que pueda recibir otro golpe en la zona dañada, algo que es posible ante un equipo, el norirlandés, cuyos jugadores nunca rehúyen ir al cuerpo a cuerpo.
A pesar de la distancia que les separa, Irlanda del Norte nunca se le ha dado bien a Portugal. Las tres victorias lusas en nueve partidos siempre fueron por la mínima: dos veces 1-0 en Lisboa y un 1-2 en Belfast.
La UEFA estará presente mañana en el estadio del Oporto para darle a Cristiano la placa oficial de los 100 partidos.
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