Así las cosas, la pelota está ahora mismo en el tejado de Mourinho. Si el entrenador luso no cuenta con el brasileño, deberá decírselo a la cara. Si no lo hace, el jugador seguirá vinculado un año más a la disciplina del Real Madrid. Lo tiene muy claro.
La hipotética salida de Kaká es de una complejidad máxima, casi más que su llegada al equipo blanco hace tres años. Si Mourinho le dice claramente que no cuenta con él, el futbolista empezará a buscar equipo, pero nadie pondrá una buena suma de dinero en los despachos del Bernabéu si son conscientes de que el jugador está en venta. Al menos es lo que se temen en la Casa Blanca.
Por otra parte, Kaká, al que le restan tres años de contrato, está en su derecho de reclamar parte de la ficha que le queda por percibir del Madrid. Y estamos hablando de 30 millones de euros. Además, las novias de Kaká empiezan a retirarse de la puja por el jugador. Ayer fue el PSG el que renunció a su fichaje y la semana pasada fue el Milan el que aseguró que es imposible sostener una ficha como la del brasileño.
Kaká, por su parte, no se quiere marchar del Real Madrid porque está convencido de que todavía tiene mucho que ofrecer al equipo blanco. El brasileño es consciente de que no ha dado el nivel esperado, pero no olvida que esta última temporada no ha tenido ninguna lesión grave y que ha atravesado por rachas de buen fútbol. Además, no se quiere marchar por la puerta de atrás y con el cartel de fracasado a la espalda.
Modric no le pone nervioso
El brasileño tampoco olvida que empezó la temporada poniendo en aprietos a Mesut Özil, que llegó a ser convocado por Brasil —no acudió por unas molestias musculares— y que se hizo con un sitio en el once cuando Di María estuvo lesionado tres meses. El final de temporada no fue del todo bueno, pero sigue creyendo en su potencial.
El brasileño tampoco olvida que empezó la temporada poniendo en aprietos a Mesut Özil, que llegó a ser convocado por Brasil —no acudió por unas molestias musculares— y que se hizo con un sitio en el once cuando Di María estuvo lesionado tres meses. El final de temporada no fue del todo bueno, pero sigue creyendo en su potencial.
La posible llegada de Luka Modric tampoco le pone nervioso. Kaká está acostumbrado a convivir con la presión y está dispuesto a pelear con Özil y con el croata por un puesto.
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