Diez minutos después del penalti decisivo de Schweinsteiger que dejaba al madridismo sin la soñada Décima, el Bernabéu no paraba de lamentar la maldición de los penaltis. En plena fiesta del Bayern, cerca de 5.000 madridistas seguían sin moverse de sus asientos esperando que todo hubiera sido un mal sueño.

Pero no. Iker había hecho el milagro de parar dos penaltis a Kroos y Lahm, pero los errores de Cristiano Ronaldo, Kaká y Sergio Ramos dejaron al Madrid sin la final de Múnich.
El Bernabéu no se lo creía. Cristiano y Kaká fueron los primeros en tomar el túnel de vestuarios, mientras la afición blanca aplaudía a sus jugadores y Ramos era consolado por sus compañeros. Marcelo se echaba las manos a la cabeza, Xabi se tapaba la cara y el resto no se o creía. Se habían quedado sin posibilidad de pelear por la soñada Décima.