0-4: Una goleada sin Cristiano Ronaldo



El Madrid sigue al rebote

El Real Madrid no falló en Anoeta. Aguantó el chaparrón inicial de los locales y se adelantó al filo del descanso a través de Illarra, que no fue bien recibido en su antigua casa. Con viento a favor, los blancos se manejaron con absoluta comodidad en el segundo tiempo. Hicieron tres goles (Bale, Pepe y Morata) y estrellaron dos remates en el larguero. Una victoria que permite al Madrid seguir a la espera del traspiés de los de arriba. El calendario corre en su contra.

El Madrid afrontó el partido con absoluta frialdad. Y no le fue mal. Parece manejarse mejor en estas situaciones que en partidos calientes, como sin duda son los que le aguardan (Champions, final de Copa) y se esperaba que fuera el de Anoeta. La Real también se mostró pusilánime, un equipo con poca fe en el gran objetivo de la temporada, repetir presencia en la lujosa Liga de Campeones.

Protagonizó, eso sí, una salida briosa. Presionó bien a los medios madridistas, pero le faltó juego en tres cuartos. Arrasate volvió a apostar por un centro del campo blindado con Elustondo y Markel, que aportan intensidad pero poca finura. Canales sí se movió con claridad, pero ni Vela ni Griezmann estuvieron en su mejor versión en el mejor tramo de los donostiarras. Plomo en las alforjas blanquiazules.

El Real Madrid no falló en Anoeta. Aguantó el chaparrón inicial de los locales y se adelantó al filo del descanso a través de Illarra, que no fue bien recibido en su antigua casa. Con viento a favor, los blancos se manejaron con absoluta comodidad en el segundo tiempo. Hicieron tres goles (Bale, Pepe y Morata) y estrellaron dos remates en el larguero. Una victoria que permite al Madrid seguir a la espera del traspiés de los de arriba. El calendario corre en su contra.

El Madrid afrontó el partido con absoluta frialdad. Y no le fue mal. Parece manejarse mejor en estas situaciones que en partidos calientes, como sin duda son los que le aguardan (Champions, final de Copa) y se esperaba que fuera el de Anoeta. La Real también se mostró pusilánime, un equipo con poca fe en el gran objetivo de la temporada, repetir presencia en la lujosa Liga de Campeones.

Protagonizó, eso sí, una salida briosa. Presionó bien a los medios madridistas, pero le faltó juego en tres cuartos. Arrasate volvió a apostar por un centro del campo blindado con Elustondo y Markel, que aportan intensidad pero poca finura. Canales sí se movió con claridad, pero ni Vela ni Griezmann estuvieron en su mejor versión en el mejor tramo de los donostiarras. Plomo en las alforjas blanquiazules.

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