La verdad es que Isco 'liga'. Su papel en Champions es poco menos que testimonial (67' contra el Sporting en Portugal en los siete partidos, inédito contra el Nápoles), así que su competición está siendo la doméstica, tres titularidades en las últimas cuatro jornadas, un gol y dos asistencias en las dos últimas, su terreno para reivindicarse.
El costasoleño fue decisivo a su manera, dando pases de gol, primero a Morata, un centro medido a la cabeza del delantero, después a Bale, un servicio al hueco para la carrera del galés, que definió de cine. Es su quinta asistencia en Liga, seis añadiendo una en Copa.
En Pamplona estampó su firma en la sufrida victoria en El Sadar, marcando el tanto de la victoria que dio dos puntos clave para mantener el liderato. Seguramente no entendió Isco que días después viera todo el partido contra el Nápoles desde el banquillo, pero tanto el del Arroyo como el resto de sus compañeros están ya acostumbrados a que con tanta competencia sea tan caro encadenar titularidades.
Hasta junio, Isco querrá seguir sumando minutos, asistencias y goles para demostrar que tiene sitio en el Madrid. Si no continúa, será uno de las perlas del mercado veraniego.
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