La buena amistad que mantienen Sergio Ramos y Modric es tan palpable fuera como dentro de los terrenos de juego. Ambos jugadores mantienen una conexión perfecta y especial, causante de muchas de las recientes alegrías de los aficionados blancos en los últimos años. Primero fue en Lisboa y, la última vez, el pasado sábado en el Camp Nou.
El defensa madridista confesó tras el partido para la televisión oficial del club qué fue lo que le dijo al croata antes del lanzamiento de la falta: "Le dije ponme una buena cabrón que termina esto".
Y así fue, Luka botó la peligrosa falta al corazón del área y Sergio, libre de marca, hizo lo que mejor sabe hacer: rematar al fondo de la red un balón cuando agoniza el partido y todo parece perdido.
"La ha puesto bien y, al final, al saco", bromeaba el internacional español tras el encuentro. Cierto es que, justo antes de que Modric pusiera el balón en movimiento, los típicos agarrones, terminaron casi en una tangana que generó la distracción de los jugadores del Barcelona. Una distracción que salió muy cara. Ramos quedaba sin marcaje y les robaba dos puntos.
Su amigo Luka le puso el balón y Ramos cabeceó a gol. Un tanto que rescató al Madrid cuando todo estaba perdido. Una conexión que siempre es salvadora.
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