Sergio Ramos ha decidido no operarse para solucionar la lesión en el hombro izquierdo que sufrió ante el Shakhtar y que lleva dos meses atormentándole. Al menos, de momento. La operación se aplaza, pero no se descarta. Esa fue la conclusión a la que se llegó tras la resonancia a la que se sometió ayer.
La amenaza del quirófano sigue latente una vez que el tratamiento conservador no ha dado sus frutos 56 días después de la lesión. Sergio lleva semanas entrando y saliendo del equipo por culpa del hombro. La de Sevilla fue su tercera recaída y la más preocupante, puesto que le obligó a ser sustituido en el primer tiempo. Sin embargo, a día de hoy la cirugía sigue siendo el plan B y la primera opción es continuar con el tratamiento conservador.
Tomada la decisión, la idea de Ramos es hacer un último esfuerzo para jugar ante el Barcelona el 21 de noviembre y después parar definitivamente para recuperarse bien. No hay un plazo de tiempo estimado de lo que estará alejado de los terrenos de juego, pero sí será el necesario para que las molestias remitan totalmente y evitar el carrusel de recaídas que acumula en las últimas semanas.
Aplazar la cirugía
La decisión de Ramos de aplazar la intervención quirúrgica y continuar con el tratamiento conservador viene a raíz de que al jugador le han tranquilizado sobre las consecuencias de posponer la operación. Al capitán blanco le han asegurado que no hay riesgo de que la lesión se agrave. No hay peligro de que el pronóstico empeore y no hay ningún problema en aplazar la cirugía. Algo que ha animado al futbolista a prolongar el tratamiento conservador a la espera de vencer definitivamente al dolor que arrastra.
De todas formas, el Clásico será una prueba de fuego para Ramos a la hora de valorar su decisión de no operarse. Si ante el Barça se repite el episodio del Pizjuán, se la podría replantear. Ante el Sevilla no es que acabase dolorido el partido, es que la infiltración no fue efectiva y el jugador tuvo que abandonar el campo.
Si Ramos consigue acabar el partido ante el Barcelona, el plan es parar y no jugar las siguientes semanas a la espera de que la fisioterapia, la rehabilitación y el tratamiento contra el dolor sea efectivo y remitan los síntomas. Lógicamente, tendrá que llevar a cabo un trabajo específico alejado de la dinámica de trabajo del equipo para evitar que la zona sufra contactos.
Fecha límite
El tratamiento conservador no tiene plazos e irá en función de que el dolor vaya remitiendo. Si la progresión en la recuperación no fuese positiva, llegaría el momento de volver a poner encima de la mesa la opción de la operación. De pasar por el quirófano, Ramos estaría alrededor de cinco semanas fuera de combate, aunque se garantizaría zanjar definitivamente los problemas en el hombro.
Sin embargo, a corto plazo la decisión del capitán blanco es firme: jugará el Clásico ante el Barcelona infiltrado y luego, tiempo para parar una temporada.
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