11 de Abril del 2014. Nyon, Suiza. Sede de la UEFA. El reloj
pasaba de las doce del mediodía, y Luis Figo ya estaba en escena, listo para
designar los emparejamientos que marcarían el camino a Lisboa. Y el primero en
salir fue su amado Real Madrid, para enfrentarlo con el Bayern Munich, que fue recibido con mala cara del portugués..
Y no solamente suya. En semana y media de previa, hubo tiempo suficiente para que la
prensa nos dijera que el Bayern de Guardiola era invencible, que su volumen de
juego es el más escandaloso del planeta, que no hay manera de jugarle a ese
tiki-taka, y que Pep es el Rey del Bernabéu.
Y no sólo la prensa trató de meternos ideas. Desde las
oficinas del club bávaro, se diseñó una camiseta en la que reza la leyenda “La
Bestia Negra”. Nuestra bestia negra. Contra la historia es difícil debatir, por
eso no vamos a negarles el apodo, pero tampoco vamos a negar que contra el
Madrid no se puede salir con esas ‘genialidades’.
Dentro de esa misma previa, ganamos la Copa del Rey y ellos
fueron goleados en su casa. El famoso cambio de papeles de toda la temporada,
mismo para el que no estaba preparado el Bayern, ni la misma prensa. Pero el
Madrid sí.
Y el fútbol tiene esa belleza: Si te descuidas, se te va un
título. Pero si te la crees, te pueden llover tres.
Llegó el esperado miércoles 23 de abril, y en efecto, se
desató la Bestia, pero no era oscura. Resurgió un monstruo, tan blanco como una
paloma y tan glorioso como sólo nuestra historia. Ése que parece guardarse sólo
para las noches importantes de Europa, para las que nació éste club y su
leyenda.
Ayer, no fue ni el 7, ni el 11, el 9 ó el 19, ni cualquier
dorsal en particular. La Bestia Blanca fue el Bernabéu, fue nuestro escudo. Fue
el sentimiento que nos motivó a remar juntos en una misma dirección. Fue una
idea definida, la solidaridad en cada balón disputado, lo compacto de nuestras
líneas, y la promesa no escrita de llegar a Neuer en cada posesión.
Los primeros 20 minutos se hicieron largos. Ni la olimos,
hasta que en un rebote y recuperación rápida de Karim, el Madrid se acordó de
eso que mejor sabe hacer: daño al rival. Y de ahí, todo fue sistemático: un par
de carreras, algunos balones filtrados, y un rock & roll al más puro estilo
de la banda de Mourinho, eternizado por la de Ancelotti, lograron parar a
Benzema en el área chica y con el marco abierto.
Y se sacudió el Bernabéu. Explotó como si de una bomba
nuclear se tratara. Y no sólo el estadio.. Cuántas televisiones no habrán
temblado alrededor del mundo al ver al gato empujando esa pelota?.
Y empezó a agudizarse el concierto de Carlo. Un baño táctico
sin precedentes en el Coliseo Blanco a Pep, que ahora si se reflejaba en el
marcador. Con Xabi Alonso y Luka Modric formando un medio campo que podría
jugar en un terreno de minas en Irak sin explotar ni una vez, y con Di María e
Isco siendo un apoyo constante e importante para unos laterales imperiales, el
Madrid logró evitar ocasiones de peligro en los primeros 84 minutos de partido.
Y luego, en los siguientes diez.
Y eso sin hablar de que nos debimos de haber ido al
descanso, mínimo, 2-0 arriba. Lo vimos todos, Beckenbauer incluido, que por ese
simple hecho ya nos hace pensar que Guardiola, Lahm, Robben y Kroos necesitan
los mismos lentes que usa el Kaiser.
Para el segundo tiempo, con los nuestros presionando más
arriba, se cortaron varios circuitos en los de Munich, que cuando les quitas uno
o más receptores parecen un barco sin norte. Sin Robben o Ribery en una tarde
importante, la responsabilidad recaía en un Toni Kroos que no supo si era por Luka
o Xabi, pero nunca se encontró de cara a un posible remate o pase letal.
Ni siquiera los cambios de uno u otro equipo pudieron
cambiar el diálogo de un libro digno del grandísimo Paulo Coelho. El único que
lo intentó con una idea diferente fue Gotze, aunque tampoco hizo brillar a su
cuadro.
Y así, llegó el fin para el primer paso rumbo a Lisboa, y de
un día que el Madridismo encuentra como ‘digno de recordar’, no sólo por el
resultado, si no por el regreso de nuestra Bestia. Esa que nos hizo el mejor
equipo de la historia, misma que ayer se vio respetada y agrandada. Sólo queda
dar la estocada final el martes.
Y que quede claro: nadie dijo que ya estamos en Lisboa, o
que será fácil. Pero creo que ya hemos hecho lo más difícil. Ahora, toca ir a
sufrir a Munich, a buscar hacer nuestro juego (que incluye al menos un gol), y
a conseguir ese pase de regreso a una Final de la Champions League, que ya lo
merecemos.
Y recordar que, hace un mes, hubo quien nos quiso decir que
llegaríamos a estas fechas sin posibilidades de ganar algo. Y henos aquí..
Bendita locura es ser del Real Madrid, no?
@HalaDecima
Vivimos por ti, vence por nosotros.


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