Seis meses y veintiséis días. Es el tiempo que llevamos sin
José Mourinho al mando de la nave. Tal vez ya no sea el capitán, pero siempre
estará a bordo. Creo en que el portugués no sólo es de los que llegan y se va,
es de los que dejan huella.
Y no sólo por lo que imprime a sus equipos, si no por lo que
hace y dice. Nos ha dejado un legado de verdades que no sólo pasan por lo
futbolístico, pues van más allá. Atacan en lo cotidiano y aplican en lo
mundano. Viven en lo intrapersonal, pero se reflejan en lo interpersonal.
Carecen en lo superficial, y sobran en lo ideal.
Qué tan mal tiene que estar nuestra sociedad como para que
aquellos que dicen la verdad sean vistos como conflictivos? Qué tan perdidos
tienen que estar los valores que nos rigen como para que el hipócrita sea visto
como inteligente? Y peor aún, qué tan difícil debe de ser una afición como para
no poder abrir los ojos, y ver cuando un personaje está destapando los males
que nos rodean, en vez de ocasionándolos?
Más de una vez, se dijo que José causó incendios en rueda de
prensa. Y estoy de acuerdo, vaya que si los causó. Siempre tenía un tema que le
dolía a él y a la mitad del madridismo, pero que pocos encontraban las palabras
o los medios para expresarlos.
Habló de arbitrajes, comisiones, UNICEF, calendarios, madridistas
disfrazados, seleccionadores con bigote, señorío, falta de compromiso, errores,
aciertos, balones de oro, ligas, copas, Champions, premios, lesiones, porteros,
defensas, medios, delanteros, entrenadores, directivos, selecciones, parones,
partidos, sentimientos, prensa, reportajes, críticas, falsedades y acusaciones.
Y la verdad es que yo no le recuerdo una sola mentira.
El Madrid y Mou tienen muchas cosas en común. Sus figuras
resaltan y relucen más que cualquier otra, en donde sea que se paren. Sus tamaños
no los tiene nadie más en Europa ni el mundo. Son tan ganadores, que se nota
que es parte de su ADN. Son queridos con la misma intensidad con que son
odiados.
Y es ahí donde radica la base de la grandeza. Pelear contra
lo que venga, con la fuerza propia y la de los que te apoyan. Si sólo pelean
once, que el mundo sepa que le pueden ganar a los que se pongan del otro lado.
Pero que esos once tengan la fuerza suficiente para creer en sí mismos y sus
posibilidades, y que lo den todo desde el inicio.
Mourinho siempre buscaba que sus jugadores salieran en un
alto nivel de tensión competitiva, y para eso siempre usó distintos métodos.
Puede gustar a unos u otros, pero el resultado era positivo. Podía ser motivar
o criticar en rueda de prensa, mandar al banquillo, volver a otros
plurifuncionales, mandar a la tribuna, o simplemente hacer cambios al medio
tiempo.
Pero era raro ver que alguno diera dos partidos malos
seguidos, a excepción de esos que creen que todo lo pueden en el club.
El tiempo es el que
se ha encargado de demostrar que Mou hablaba verdades, hacía cosas coherentes,
y que era el entorno el que intentaba mostrar las cosas de una manera que
afectaran la imagen del técnico. Pero sigue habiendo muchos ‘iluminados’ que
prefieren hacerse de la vista gorda, y hablar de todo menos eso. Bien por
ellos…
Sin duda, todas las verdades de las que habló alguna vez
debieron de doler a muchos, más de lo que duele un balonazo en la entrepierna.
Y el problema es que esos muchos que ocasionan problemas al Real Madrid son los
mismos con el poder e influencia suficiente para llegar a las tintas de los
periódicos y a las ideas de la gente. Son los creadores intelectuales de los
piperos y los madridistas disfrazados. Y lo peor del caso es que están
orgullosos.
Gozan de ver cómo el destape de sus engaños y mentiras
provocó una división marcada e imborrable en el seno de la afición blanca.
Disfrutan al darse cuenta de que no sólo hay conflictos y división de
opiniones, pues es ahí donde generan su negocio, si no que lograron que el
hombre que llegó a abrir los ojos de tantos y ser la voz de los demás,
decidiera volver al lugar donde es más querido.
Y ese lugar, lamentablemente, está muy lejos del Bernabéu…
Eso no sólo implica que nos hayamos quedado sin Mourinho, si
no que para colmo nos remarca que se quedó el otro bando. Los que en verdad
ocasionaron una división dolorosa, pero hasta cierto punto necesaria, y que
siguen haciendo de las suyas en Valdebebas y sus alrededores.
Y todo pega aún más, cuando se quiere ver las cosas de
manera distinta. Cuando se antepone a las vacas sagradas y a una imagen, antes
que la verdad. Cuando se le quiere sacar la vuelta a un caos inevitable. Cuando
se rige a un club del tamaño del Madrid, por meros intereses.
José no es alguien que necesita buscarse razones para
pelear, si no que encontraba maneras de ganar. Si era necesario cohibir al
rival, lo hacía. Si era urgente volcar a la prensa, no se lo pensaba. Si quería
sacar hasta la última gota de sudor de sus jugadores, ellos se la daban. Eso no
es de mercenarios, nazis, o de divisores. Es de genios, por más que le duela a
tantos.
Y si alguien tiene un odio incontrolable contra Mou, no es
mi problema, es propio. Estoy consciente de que ya sea por envidia, por
debilidad, por ociosidad, o por enamoramiento con algún otro, razones van a
sobrar para tratar de atacar su figura y legado. Pero también estoy consciente
de qué tan grande se necesita ser para provocar todos esos sentimientos y
pasiones.
Mou, no me queda más que decirte que te estoy eternamente
agradecido por poner siempre la cara enfrente de mi escudo, cuando había tanta
gente detrás de ambos que sólo esperaba que los protegieras, y después, a verte
flaquear para devorarte. Te agradezco el no haber respetado nombres ni
jerarquías nunca al hacer una alineación. Aprecio enormemente cada palabra,
actitud o mueca que hiciste ante una cámara o fuera de ella, con tal de dar
todo por nosotros. Alabo que hayas sido tu (¿Y quién más?) el que encontró la
fórmula para acabar con el maldito ciclo del Farsa. Nunca olvidaré que éstos fueron los tres años de Madridismo más salvajes de mi vida..
Pero, sin duda, lo que más te agradezco es haber sido la voz
de muchos, y haber abierto los ojos a otros tantos. Es una labor que nadie
cercano al Real Madrid había cumplido jamás, desde los tiempos del mismísimo
Don Santiago. Y por una labor tan grande, merecías todo menos lo que recibiste.
Y te admito que mi único miedo ahora es pensar en alguna
otra cosa que hayas dicho, y que se vaya a probar más adelante, que pueda
causar otra herida al Madridismo. Sé que un día todo sanará, pero quiero estar
aquí para contarlo. Y a éste paso…
No olvido todo por lo que tuvieron que pasar tú y tu familia
en su estancia en España, y entiendo que es lo único que no puedes anteponer al
Real Madrid. En tu lugar, tal vez hubiera hecho lo mismo. Es por eso, y tantas
cosas más, que entendemos que ahora nos toca a nosotros luchar. Y, al final del
día, espero que nos leas y te sientas orgulloso.
Deseo de corazón que el 2013 no sea el último año en que
nuestros caminos se crucen, y que no sólo tengas un buen recuerdo de tu
estancia en ésta, tu casa, sino también una ligera tentación por volver...
Obrigado, José.
Bendita locura es ser del Real Madrid, no?
@HalaDecima
Vivimos por ti, Vence por nosotros.
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