Hace unas semanas sintió en sus carnes ante el Sevilla la dura crítica del Bernabéu. Frente al Galatasaray, Arbeloa se convirtió en la estrella inesperada y la afición le devolvió el cariño: "Estoy agradecido al público, es sabio y sabe recompensar".
Álvaro Arbeloa fue el héroe para el Bernabéu. Hizo el segundo gol después de tres años de sequía, asistió a Di María en el tercero, estuvo a punto del doblete y dejó detalles para la galería. La afición se rindió ante semejante exhibición.
"Arbeloa, Arbeloa", rugió el Bernabéu en el minuto 63 tras el gol de Di María. La jugada la inició el lateral en tres cuartos de campo, hizo la pared con Isco y dejó el balón en bandeja al Fideo para cerrar el triunfo.
Sin duda Arbeloa fue el animador de una noche que hasta entonces invitaba al bostezo. Su irrupción en la segunda parte rompió moldes. Se fue al ataque y apareció cual killer al borde del área chica para poner la bota y hacer el segundo del Real Madrid a pase de Di María.
Xabi lo celebró en la banda
La sonrisa de Xabi Alonso mientras calentaba simbolizaba el sentir del madridismo, feliz por ver un gol de su jugador más criticado.
A partir de entonces, todo le salió a Arbeloa a pedir de boca. Firme en defensa, primero en la derecha y luego en la izquierda de Marcelo, se atrevió al ataque porque estaba en estado de gracia. Jaleado por el Bernabéu, cada acción del internacional español recibió el premio del aplauso.
Era la noche de Arbeloa. Al fin y al cabo, llevaba sin marcar desde el 23 de noviembre de 2010 ante el Ajax. Ya puede presumir de haber marcado cuatro goles con el Madrid, dos en Liga y dos en Liga de Campeones. Y de que el Bernabéu coreara al unísono su nombre.
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