El Real Madrid se llevó uno de esos partidos que son la pesadilla de los entrenadores y la delicia de los aficionados. Dos equipos desatados midieron fuerzas en un duelo que decantó por la mayor potencia de fuego del Madrid. Marcó el Comandante Cristiano, que encontró en Benzema y Bale a sus mejores lugartenientes, ante un Sevilla que tuvo el gran mérito de no venirse abajo con un 3-0 en contra en apenas media hora.
Los primeros 30 minutos del Madrid fueron sensacionales, los mejores de la temporada. La buena intención de Ancelotti se anunció desde la pizarra, donde se emborronó el partido del Camp Nou, y se reflejó en la presencia de Isco y Benzema en el once. El malagueño volvió con chispa tras su paso por la 'nevera', pero fue Benzema el que más brilló. Lo hizo todo con sentido. Creó espacios, ofreció siempre una solución inteligente a la jugada y mostró su perfil más generoso. Invitó a Bale a la fiesta con la asistencia del 1-0, y el galés no dudó en sumarse al festival. Cristiano le cedió una falta y, con toda la suerte del mundo, llegó el segundo del galés. El tercero llegó de penalti, en pleno vendaval blanco. La pena máxima no debió señalarse. Fue el primer punto negro en la aciaga noche del colegiado.
Teixeira enmendó su error en el área contraria poco después, y Bacca aprovechó el tremendo agujero a la espalda de Arbeloa para hacer el 3-2 en cuestión de un par de minutos. El Sevilla se lo creyó y al Madrid le entraron todas las dudas del mundo, porque de repente se volvió aver obligado a defender, algo que, a estas alturas de la temporada, sigue sin saber hacer. El equipo sigue siendo demasiado largo e Illarramendi no sujeta el centro del campo como Xabi Alonso. Tampoco Isco y Khedira, entretenidos como estaban en el festín ofensivo, colaboraron mucho. Vitolo, Jairo, Rakitic y Alberto Moreno disfrutaron de amplias autopistas que recorrieron sin límite de velocidad durante amplios tramos del partido.
En un partido con tantas incidencias, hubo ciertamente un punto de inflexión. Un mano a mano de Jairo, recién iniciada la segunda parte, que sacó Diego López en una acción de portero de balonmano. Era el 3-3, un resultado que hubiera tenido efectos fácilmente predecibles en la atmósfera del Bernabéu. Cosas del juego, en la contra siguiente, Bale firmó la primera de sus dos asistencias de la noche, un balón que Benzema convirtió en un delicado pase a la red. El 'Gato', tras sufrir los rigores de la grada durante buena parte de la temporada, se fue a celebrarlo con Zidane, su sostén anímico en los momentos más delicados.El 4-2 rompió definitivamente el partido, que seguramente no pasarán en vídeo en la Escuela de Entrenadores, pero que los aficionados de ambos equipos tardarán tiempo en olvidar. Cristiano, con fortuna, aprovechó otro centro de Bale desde la derecha para hacer el quinto, pero Rakitic respondió de inmediato con la mejor diana de la noche, un preciso y precioso zurdazo con el interior a la escuadra izquierda de Diego López. El Comandante Cristiano, en combinación con Benzema, firmó el 'hat-trick', pero el partido estaba lejos de cerrarse. Teixeira señaló un nuevo penalti a favor del Sevilla (el único de los tres en el que pudo acertar), pero Rakitic lo mandó arriba. Y Benzema completó su redención con un cabezazo de 'killer' a centro de Marcelo. Del partido se aprovechó hasta el descuento, en el que Ramos, con permiso del 'jefe', estuvo a punto de hacer el octavo. Beto lo impidió y dejó el electrónico del Bernabéu, agotado, en un histórico 7-3. Un resultado fetiche para el madridismo, que evoca el momento más brillante de su historia, a partir del cual el Madrid aspira a reconstruirse esta temporada.
