
Llega la hora del Clásico europeo. Aunque amistoso, un Madrid-Milan siempre tiene morbo. La relación institucional es excelente, pero eso no rebaja la rivalidad entre los dos clubes más laureados de Europa. El que más Copas de Europa tiene (nueve) frente al segundo (siete).
Para el Madrid, el duelo frente al Milan será la mejor piedra de toque para medir su nivel a estas alturas de temporada. Es muy probable que Mou empiece a moldear su once frente a los rossoneri. Hasta la fecha, ha formado dos equipos distintos en cada parte de los amistosos según la carga de trabajo que llevan unos y otros.
El grupo que empezó antes a trabajar formó la base del primer once ante los Galaxy. Contra el Santos Laguna ya metió en el equipo alguno de los internacionales, que empezaron a trabajar después, y contra el equipo de Allegri es posible que el once de Mou se parezca todavía más al que debute en la Liga.
El Milan llega en plena reconstrucción de un equipo obligado a vender a sus jugadores más cotizados: Ibrahimovic y Thiago Silva, que se han ido al PSG por unos 65 millones de euros.
El club de Berlusconi ha pasado de contar Champions a contar billetes, pero no deja de ser el Milan, que cedió el Scudetto a la Juventus, pero que tiene en sus filas jugadores de la talla de Cassano, Robinho o Pato.
Pese a que el Madrid debe imponer su hipotética superioridad, en estos duelos nunca hay favorito. Los blancos llegan en plena preparación. Aterrizaron anoche en Nueva York tras un viaje de cinco horas desde Los Ángeles, donde realizaron el último entrenamiento en UCLA.
Tras el choque, el equipos e trasladará en autocar a Filadelfia, donde disputará el último amistoso el 12 de agosto frenta al Celtic antes de poner rumbo a Madrid.
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